Cuando hablamos de enfermedades cardiovasculares hacemos referencia a todo tipo de afecciones relacionadas con el corazón o los vasos sanguíneos (arterias y venas). Este tipo de enfermedades son la primera causa de muerte en el mundo y el 30% de ellas son prematuras, es decir se presenta en personas de 30 a 69 años.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares se cobran más de 17 millones de vidas al año. Y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones para el año 2030.
La principal causa de estas enfermedades es el depósito de placas de colesterol en el interior de las paredes de las arterias, causando lesiones, provocando su obstrucción o ruptura y comprometiendo la llegada de la sangre a órganos vitales como el corazón, el cerebro, los riñones y otros. Esto se llama aterosclerosis y se ve favorecida principalmente por factores de riesgo como mala alimentación, consumo de tabaco, exposición al humo de tabaco, falta de actividad física, niveles elevados de colesterol, triglicéridos y otras sustancias grasas en la sangre, presión arterial elevada, nivel de glucemia elevada o diabetes, consumo excesivo de sal, exceso de peso y estrés crónico.
Es de destacar entonces que, una gran proporción de muertes por enfermedades cardiovasculares podrían evitarse con una alimentación saludable que reduzca el consumo de sal, con actividad física adecuada y evitando el consumo de tabaco o la exposición al humo de tabaco ajeno.
Es por eso que promover y facilitar estilos de vida saludables requiere la existencia de condiciones que faciliten el acceso a alimentos frescos y naturales, entornos seguros para la actividad física y donde se promueva una vida libre de humo de tabaco.
Por este motivo el “Día Mundial del Corazón” pone su acento, este año, en la creación de Entornos Saludables, como estrategia necesaria para reducir los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares.
El control de la Salud
Lo cierto es que cuando se habla de prevención de estas enfermedades, se suele hablar únicamente de los hábitos de vida saludables y se omite otra medida fundamental: el control de la salud.
La creencia de que si no hay síntomas no hay enfermedad hace que sean muy pocos los que se someten a revisiones médicas regulares para conocer su estado de salud. Algo tan sencillo como ir al médico al menos una vez al año.
En definitiva, la premisa fundamental de la prevención de las enfermedades cardiovasculares es ser consciente de que no basta con sentirse bien, sino que hay que tener la certeza de que realmente es así. Y ello sólo es posible a través de estilos de vida saludables y de controles médicos en forma regular.