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Lito, un querido vecino de Villa Llanquín, tiene bote nuevo para llevar alimentos a su hogar

Héctor "Lito" Barrientos tiene 68 años y vive a orillas del Río Limay, a unos 5 kilómetros río abajo del ingreso por balsa a Villa Llanquín.

Fecha: 3 de agosto de 2020

No posee auto por lo que el traslado de los alimentos para él y sus animales debe hacerlo con un bote a la altura de su pequeño hogar. Hasta el momento lo hacía con una embarcación precaria la cual se colmaba de agua en el trayecto de la orilla al lado de la ruta hasta su casa. Pero gracias al trabajo conjunto entre el Gobierno de Río Negro, el legislador Juan Pablo Muena y un grupo de amigos solidarios, fue posible que “Lito” cuente hoy con un bote renovado a nuevo para realizar ese trayecto por el río, fundamental para abastecerse.

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“Lito” es sordo mudo por lo que cuenta con la ayuda inestimable de su hermana que viaja periódicamente hasta Villa Llanquín para acompañarlo y proveerlo de alimentos, medicación y momentos de calidez y afecto.

La necesidad de un bote para Lito se dispersó rápidamente en las redes sociales y el pedido encontró eco en el Gobierno Provincial y un grupo de amigos cuyo referente es Tomás Torres, quienes se ocuparon de toda la logística y mano de obra.

“Con un grupo de amigos trabajamos más de 30 días después de salir de nuestros trabajos para reparar un bote y dejarlo nuevo. Lo enfibramos y reforzamos todo, reparamos el piso, lo pintamos y lijamos. Se pudo hacer realidad este sueño y me provoca mucha emoción poder haber sido parte y ayudar a alguien”, contó Torres.

Por su parte, Ermelinda, hermana de “Lito”, recordó: “En 2008 falleció mi mamá y Lito quedó muy solo; en 2013 falleció uno de mis hijos y yo decidí acompañar a mi hermano. Somos varios hermanos, pero soy la única que puede venir y así tengo mi vida ocupada para no pensar en todo mi dolor. Ayudar a mi hermano es lo mejor que puedo hacer”.

Sobre la necesidad de contar con un bote seguro para “Lito”, explicó que “arriesgábamos la vida por cómo cruzábamos con el bote que teníamos y ahora estamos contentos que no se nos va a inundar más y tenemos salvavidas. La casa de mi hermano queda a 5 kilómetros de la balsa que cruza el río, por lo que la otra opción era caminar todo ese trayecto con la mercadería”.

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