Pero además de mejorar el ingreso de los visitantes, estableciendo una conexión segura con la Ruta 40, la obra optimizó el ingreso de cientos de vecinos de los barrios El Frutillar, Nuestras Malvinas y Nahuel Hue, de gran crecimiento demográfico y comercial.
Casi $15.000.000 se destinaron para esta obra, reclamada por los barilochenses durante décadas. Se contempló el pavimento, veredas, iluminación, semaforización, señalización horizontal y vertical, un nuevo puesto policial y la obra civil para desvío de fibra óptica, cámaras y sumideros.
La rotonda es la principal puerta de entrada al centro de la ciudad más visitada por turistas durante todo el año y otorgó fluidez al tránsito en un sector crítico.